La recuperación económica se está convirtiendo en un componente importante de los programas de ayuda humanitaria. Foto: Una mujer vende comida en Igbikisikala-Ama, Port Harcourt, Nigeria. © Wendy Bruere/IRIN
Para entender mejor cómo se alcanzan los objetivos de estas normas, entrevistamos a William Wallis. Como Asociado Superior de Programa de la Red de Educación y Promoción de la Pequeña Empresa (SEEP, por su sigla en inglés), él coordina el Proyecto sobre las Normas mínimas para la recuperación económica. (MERS, por su sigla en inglés).
Gracias a sus formación en materia de desarrollo económico local y medios de vida rurales, Wallis se interesó por los problemas de la pobreza rural y el desarrollo empresarial en América Latina, hasta que se sumó a SEEP. Antes de eso, trabajó en una empresa privada que proporcionaba suministros a organizaciones humanitarias involucradas en emergencias complejas.
La experiencia de enfrentarse con los inmensos desafíos logísticos que descubrió durante la respuesta humanitaria a diversas crisis lo convenció de la importancia de las soluciones a largo plazo y el trabajo con las comunidades locales y el fortalecimiento de sus capacidades.
La recuperación económica consiste en ayudar a las personas afectadas por una catástrofe, como un terremoto o un huracán, a retomar las riendas de su vida.
Cuando ocurre una catástrofe que deja a miles de personas desamparadas, las organizaciones humanitarias acuden rápidamente para ofrecer suministros que salvan vidas, por ejemplo, agua, alimentos y medicamentos. Esta ayuda puede tener consecuencias imprevistas sobre los sistemas de mercado locales. Por ejemplo, si los alimentos que se distribuyen se traen en avión desde otros países incluso cuando se pueden encontrar en los mercados locales, se está mermando la capacidad de los campesinos locales de seguir funcionando.
La recuperación económica consiste en ayudar a las personas a lograr su autonomía, apoyando sus esfuerzos de reconstrucción y centrándose en la recuperación del sistema económico dentro del que se mueven. Se trata de poner las bases para la recuperación a largo plazo, garantizando que no desaparezcan los incentivos para los negocios locales y las pequeñas empresas.
Las Normas mínimas para la recuperación económica o normas MERS tienen su origen en crisis pasadas como el tsunami del Océano Índico, el terremoto de Haití, y las emergencias humanitarias complejas y prolongadas de Afganistán y el Cuerno de África.
Varios miembros de la Red SEEP que trabajaron en esas emergencias sintieron la necesidad de hablar de los retos que se han de enfrentar para apoyar la recuperación económica en los contextos de crisis. Surgió un debate animado entre los profesionales humanitarios y los especialistas de mercado que reveló la necesidad de integrar la recuperación económica en las primeras etapas de la asistencia posterior a las crisis.
Por ejemplo, los especialistas de mercado se quejaban de tener que solucionar fallos del mercado causados por la intervención humanitaria en las primeras etapas de la emergencia. Las Normas son fruto de la comprensión de que se deben tener en cuenta las implicaciones potenciales de las estrategias a corto plazo para la recuperación a largo plazo, en el marco de las intervenciones en situaciones de crisis.
En 2007, SEEP creó un equipo de trabajo técnico para desarrollar el primer proyecto de normas MERS, a través de un proceso consultivo en el que participó un amplio consorcio de profesionales humanitarios de unas 30 organizaciones humanitarias internacionales. Cada sección las normas fue elaborada por un grupo dirigido por algún profesional humanitario.
La primera edición del Manual MERS se publicó en 2009 y fue traducida al castellano, al árabe y al francés. Se celebraron consultas regionales sobre las normas en África Oriental, América Latina, Oriente Medio, Europa y el Sureste Asiático. Posteriormente, fueron puestas a prueba sobre el terreno por varias organizaciones y se organizaron cursos de formación piloto en Indonesia y Jordania, además de consultas en Ecuador, Kenya y el Reino Unido.
La segunda edición revisada se publicó en 2010. En ella se incorporaron los comentarios y contribuciones de más de 200 trabajadores humanitarios de 63 organizaciones. A finales de 2012, SEEP inauguró un programa de capacitación con el fin de dar a conocer las normas MERS y promocionar su uso.
Existe un consenso amplio sobre la necesidad de que la visión de las organizaciones humanitarias vaya más allá del socorro a corto plazo. Por eso muchas organizaciones ponen en marcha proyectos que promueven el desarrollo económico y las actividades que generan fuentes de ingresos, para pasar del socorro a la recuperación temprana. Es realmente importante que entiendan que si esas actividades no son económicamente viables y no tienen en cuenta las dinámicas del mercado pueden hacer más daño que bien.
Las normas MERS ofrecen orientaciones paso a paso para los profesionales humanitarios que no necesariamente disponen de conocimientos sobre la temática del desarrollo de mercados. Se trata de ayudarles a entender los daños potenciales que pueden resultar de las distorsiones del mercado o de la promoción de actividades económicas que no respondan a una verdadera demanda del mercado y no tengan en cuenta las dinámicas existentes en ellos.
Son muchas cosas las cosas que pueden salir mal: se puede elegir un mal momento para distribuir las semillas, las máquinas que se donan pueden quedar en desuso cuando no se pueden arreglar por falta de repuestos, o el ganado se puede poner enfermo. Las normas ofrecen ejemplos claros, basados en la experiencia colectiva y en las buenas prácticas de organizaciones que han trabajado en crisis tan diversas como tsunamis, terremotos y guerras civiles.
Siguiendo el ejemplo dado por el Proyecto Esfera, las normas MERS brindan un marco común de análisis con miras a identificar las estrategias apropiadas, y ofrecen orientaciones para el personal del terreno sobre cómo incorporar los principios de una buena recuperación económica cuando tienen que actuar en situaciones caóticas con numerosos actores y organizaciones asociadas. Los cuatro capítulos técnicos tratan sobre los servicios financieros, el empleo, los activos productivos y el desarrollo de empresas.
Aunque es difícil medir el impacto y atribuir los cambios en el campo humanitario al lanzamiento de las normas MERS, está claro que la recuperación económica se ha convertido en un componente importante de los programas de ayuda humanitaria. De hecho, hemos observado que muchas organizaciones socias de SEEP, así como los organismos de la ONU y los donantes, han incluido la recuperación económica en sus programas de respuesta humanitaria.
A medida que las organizaciones van introduciendo la recuperación económica en sus programas, se van ofreciendo nuevos puestos de expertos en recuperación económica o medios de subsistencia, se van creando nuevos Departamentos de medios de subsistencia, y los fondos y los recursos destinados a la recuperación económica y a los medios de subsistencia aumentan en todo el sector. También hemos observado un incremento considerable de las promesas de fondos y las asignaciones presupuestarias destinadas a la recuperación económica y los medios de subsistencia.
Nuestro programa de capacitación, que se inició en 2013, ha emitido 100 certificados de expertos y acreditado a 37 capacitadores de capacitadores en todo el mundo. Hemos organizado cursos en centros regionales como Bangkok, Dakar, Beirut, Nairobi, Washington, D.C. y, más recientemente, en Manila. Hemos formado personal de terreno procedente de 50 de las organizaciones humanitarias más destacadas a nivel internacional, que trabajan en más de 20 países. El Manual MERS ha sido una y otra vez el recurso más descargado del sitio web de SEEP, registrándose más de 1000 descargas.
El Proyecto Esfera estuvo involucrado desde la concepción de las normas MERS, brindándonos orientaciones muy valiosas y apoyándonos a lo largo del proyecto. Además de emular el proceso consultivo de Esfera, hemos aplicado la misma estructura del Manual Esfera, basada en normas esenciales y normas técnicas, con acciones clave, indicadores clave y notas de orientación.
Según los comentarios que nos llegan, el hecho de que ambos manuales tengan el mismo formato ha permitido que el personal de terreno que ya conocía Esfera se haya familiarizado rápidamente con las normas MERS. Eso hace que éstas sean más fáciles de usar y complementen el Manual Esfera. Habida cuenta del reconocimiento y credibilidad de los que goza el Proyecto Esfera, nos alegramos de que se nos asocie con él.
Si bien observamos tendencias positivas en este campo, nos parece que todavía queda un largo camino para que la recuperación económica sea incorporada sistemáticamente en los programas de respuesta humanitaria. Se la sigue considerando como una actividad para etapas ulteriores y, por lo tanto, como algo planteado a posteriori.
Para llegar a un público mucho más amplio, estamos diseñando un curso de capacitación virtual que nos gustaría ofrecer a las grandes organizaciones humanitarias, en el marco de la capacitación y los programas de orientación de su personal.
Estamos finalizando nuestro plan estratégico hasta 2020, centrado en cinco objetivos: mejorar las prácticas en materia de recuperación económica, compartir las mejores prácticas, crear una comunidad de usuarios, mejorar la información para las personas que trabajan sobre el terreno, y aplicar las normas en contextos complejos.
Tenemos previsto lanzar grupos de aprendizaje locales en los que los profesionales humanitarios y los grupos interesados puedan compartir las lecciones aprendidas, examinar los desafíos y plantear preguntas. Organizaremos varias actividades de aprendizaje para que la comunidad de usuarios de las normas MERS y los capacitadores intercambien sus experiencias relativas a la aplicación en el terreno. Además, seguiremos ofreciendo cursos por medio de nuestro programa de capacitación.